Fuente Reporte Extra
Santo Domingo.- El mundo de las relaciones exteriores de una nación está llamado a ser un mundo de robusta sutileza y autonomía. Por eso, la Constitución de la República Dominicana reserva las relaciones exteriores del país de manera exclusiva a quien tiene la delegación del Poder Ejecutivo.
Los gobiernos suelen escoger, uno supone, lo mejor del país para hacerse representar ante el mundo. Los diplomáticos deben de ser integrantes de lo mejor de su país, una crema y nata. Y exhibirse como tales por su capacidad y por su moral. Ellos son un resumen de la mejor Nación.
Sólo hay que verse reflejados en los emisarios que otros gobiernos ponen de señuelos ante sus países relacionados. Vistos así, los diplomáticos son un encanto.
Es en ese supuesto contexto que anda de visita oficial, por aquí, la subsecretaria de Seguridad Ciudadana, Democracia y Derechos Humanos de los Estados Unidos, Uzra Zeya, un manojo de exquisitez y sensibilidad, que lo impide un toque de descortesía, enviado por el gobierno de Joe Biden, y presentado en el Palacio Nacional, durante un acto encabezado por el presidente Luis Abinader.
La diplomática Uzra Zeya presentó una agenda llena de complacencias, ditirambos y cumplimientos oficiales, para concluir con una propuesta lanzada a la cara del presidente Abinader y de todo su gobierno, totalmente ausente de cortesía y delicadeza. Más bien como una exigencia en forma de factura:
Demandó del gobierno, de los dominicanos, “prestar servicios a todas las personas vulnerables, incluidos los haitianos y los dominicanos de ascendencia haitiana”. ¿Habrase visto torpeza mayor?
Talvez, con conocimiento adelantado de tal facturación, el canciller dominicano, Roberto Álvarez, suplantando a la única figura legitimada para argumentar las relaciones exteriores de este país, lanzó, horas antes, un grito estertóreo pidiendo una intervención armada para la vecina República de Haití, por entender que, allí, esa es la única solución posible a sus problemas.
Pero, ¿qué se creen uno y otro, que significa el concepto de soberanía para las naciones?
Los dominicanos nunca hemos necesitado el instructivo de los Estados Unidos, ni de nadie, para manejarnos frente a Haití. De modo que váyase en paz, pero inquieta, señora Uzra Zeya, con tan sugestivo instructivo para que se establezcan en territorio nacional, los campos de recepción de inmigrantes haitianos, ¿tal vez, a llenarlos con los millares de haitianos apresados y expulsados de territorio norteamericano, enmarcados en los peores maltratos como seres humanos?
Y el canciller dominicano Roberto Álvarez, que no se pase de listo ni se propase, implorando insensatas y odiosas invasiones militares que la comunidad plena de vecinos, ha repudiado, y que la nítida voz de Luis Abinader ha instruido para que no nos salgamos de los marcos de la diplomacia, en esa problemática.
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