El expresidente de Uruguay, José “Pepe” Mujica, ha fallecido este martes a los 89 años, según confirmó el actual mandatario del país, Yamandú Orsi. “Con profundo dolor comunicamos que falleció nuestro compañero Pepe Mujica”, escribió Orsi en su perfil de X. “Presidente, militante, referente y conductor, te vamos a extrañar mucho, viejo querido. Gracias por todo lo que nos diste y por tu profundo amor por tu pueblo”, añadió.
Mujica padecía un cáncer de esófago diagnosticado en abril de 2024. En enero de 2025, anunció públicamente que la enfermedad se había extendido al hígado y que no era posible tratarla debido a su edad avanzada y a otras dolencias crónicas. “Estoy condenado, hermano. Hasta acá llegué”, declaró entonces con la franqueza que siempre le caracterizó.
De la guerrilla a la presidencia
Nacido en Montevideo en 1935, Mujica fue uno de los líderes más singulares de América Latina. Su trayectoria política abarcó desde la militancia armada en los años 60 y 70 como miembro del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, hasta convertirse en presidente democrático de Uruguay entre 2010 y 2015.
Pasó 12 años preso durante la dictadura militar uruguaya, gran parte de ellos en condiciones inhumanas. Al recuperar la libertad en 1985, renunció a la lucha armada y se integró en la política institucional a través del Frente Amplio. Fue diputado, senador, ministro de Ganadería y, finalmente, presidente.
Su estilo rompía moldes: vestía con ropa sencilla, rechazaba el protocolo, donaba casi todo su sueldo y vivía en su modesta chacra con su esposa, Lucía Topolansky. “No soy pobre, soy sobrio. Me gusta vivir con lo justo para que las cosas no me roben la libertad”, solía decir.
Un gobierno pionero
Durante su presidencia, Mujica impulsó políticas sociales audaces: legalizó el aborto, el matrimonio igualitario y convirtió a Uruguay en el primer país del mundo en regular la producción y venta de marihuana. “No es bonito legalizar la marihuana, pero peor es regalar gente al narco”, defendió ante las críticas.
Su gobierno fue ampliamente reconocido por su integridad, sin escándalos de corrupción ni enriquecimiento personal. En 2013 dejó la presidencia con una aprobación del 65 %, y con un respeto internacional poco común para un mandatario de un país pequeño.
Legado vivo
A pesar de retirarse de la política activa en 2020 por motivos de salud, Mujica siguió siendo una figura de referencia moral y política en América Latina. El cineasta Emir Kusturica incluso le dedicó un documental, El Pepe, una vida suprema, estrenado en el Festival de Venecia en 2018.
Mujica fue muchas cosas: guerrillero, prisionero, agricultor, presidente, referente ético. Pero, sobre todo, fue un símbolo de coherencia en la política. En un mundo marcado por la ostentación y el poder, su vida demostró que la sencillez, el compromiso y la dignidad también pueden transformar la historia.
Descanse en paz, Pepe Mujica. Su huella es imborrable.
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